#VIERNESSOCIAL: Materiales tradicionales: clave en el campo de la autoproducción de vivienda

Casa con tierra, Los Altos de Chiapas 
Fuente imagen: TIPOLOGÍAS

Hola y bienvenidos a una nueva entrada de la sección #ViernesSocial. Pareciera que he estado un poco alejada del blog, pero durante este tiempo he estado investigando y profundizando un poco más acerca de la PSH (Producción Social del Hábitat); por lo que tal vez en las siguientes entradas encuentren información más profunda o que dé un nuevo enfoque a lo anterior escrito, todo es parte del proceso de investigación.

Como recordarán, en el post anterior de la sección comentábamos como la autoconstrucción podría ser una solución para el acceso a vivienda para las comunidades que no son tomadas en cuenta por los créditos (ya sean porque se ubican en el sector informal, o porque su salario no alcanza para adquirir una casa).

En abril de este año el gobierno federal, en conjunto con INFONAVIT y FOVISSTE, anunció la creación de nuevos créditos para la autoconstrucción y autoproducción de vivienda, esto con el fin de reactivar la economía en medio de la crisis por el COVID-19.

De inmediato diversos medios expresaron el desacuerdo del sector de la construcción en ésta medida, ya que la construcción podría ser tardada, cara y de calidad incierta.

«No tienes proyecto, no tienes ingeniería, cantidades de obra, detalles de cómo llevarlo a cabo, compra de volumen.»

Ing. Héctor Aguirre Moncada, ex presidente de la Canadevi Nacional

Bien, vamos por partes.

Realmente creo entender de dónde viene el discurso del ing. Aguirre cuando dice que “no tienes proyecto” cuando vemos edificaciones (sobretodo en las periferias urbanas) inacabadas; sin embargo creo que se están centrando solamente en la cantidad y no la calidad (así como sólo su beneficio). ¿A qué me refiero? Que sí, puede parecer que a los desarrolladores de vivienda les resulte más barato construir en masa cierta tipología de vivienda, pero ¿Qué calidad de vida representa para el usuario que la habitará?¿Cuál es el beneficio para él?

Fuente Imagen: Infobae

Un tema recurrente en mi investigación de la PSH y la arquitectura participativa ha sido el desdén de nuestro gremio hacia los materiales tradicionales. Como lo he explicado en diversas entradas anteriores, creemos que una casa es mejor porque está construida con materiales de calidad (leáse block, cemento, varilla,etc.) Y no digo que sean malos, sólo creo que estamos siendo cortos de mira. No todos vivimos igual, y no todos tenemos la misma visión de vivienda.

Éste desdén fue una de las razones por las cuales comencé este blog; la reflexión que tuve desde mi formación como arquitecto fue ¿Existen otros materiales?, ¿Por qué si “x material” no hace más fresca/cálida mi obra debo seguir usándolo? Aún con un correcto asoleamiento y ventilación cruzada, el comportamiento del material constructivo elegido juega un papel determinante en la aprobación o rechazo de un espacio.

Es simple; si utilizo un material que no sea sustentable económicamente en su mantenimiento terminaré por buscar otro, o simplemente dejaré de darle mantenimiento a mi edificación, arriesgando a acortar su ciclo de vida.

Y no sólo se trata de dinero, si no también del impacto ambiental y cultural de un material.

Muchos de los materiales más utilizados en la construcción generan muchos componentes químicos que dañan el medio ambiente (ya sea en su obtención, fabricación, y aún en su uso) sin embargo, los seguimos prefiriendo. Sin mencionar el hecho de que tienen comportamientos diferentes según el ambiente del lugar donde se utilicen, lo que hace que se gaste más en electricidad, gas, etc., para mantener temperaturas agradables dentro de la vivienda.

Un block de concreto no se comporta de la misma manera en el desierto que en el pantano, por lo que no entiendo por qué deba construirse de la misma manera en los dos sitios.

No me malinterpreten, no quiero decir que no se pueda construir si se quiere enteramente con él, sino que se estigmatice al que no quiera construir completamente con él.

Regresando a los 7 elementos de la vivienda adecuada según la ONU (sí, ya sé que regresamos mucho a ellos, pero realmente explican muy bien mis puntos) la adecuación cultural es uno de ellos. Y cuando el gobierno cree que algo como lo que se presenta a continuación es adecuación cultural, tenemos un problema:

La autoconstrucción podría resolver este problema; si el usuario conoce o ha estado en contacto con cierto material (por lo que lo hace accesible a él) es lógico que deba y pueda utilizar este material. Sin embargo, según las políticas públicas no se le pueden otorgar créditos  a personas que quieran construir enteramente con materiales tradicionales.

Sumando a que hay un déficit de vivienda que los desarrolladores no pueden atacar debido al alto coste de los materiales, no comprendo su molestia.

Creo que es un acierto este tipo de programas (ojo, que no digo que no deban ser regulados y supervisados para que el dinero efectivamente sea para construcción de una vivienda) y además, lo veo como un nicho de oportunidad para los arquitectos e ingenieros. Por mucho tiempo, se ha tenido la visión de que es caro contratar un arquitecto, por lo que creo que es indispensable que comencemos a proyectarnos como acompañantes en la producción de vivienda, y que diseñemos realmente para todo tipo de usuarios. Lo mismo pasa con los materiales tradicionales; en lugar de rechazarlos la clave está en comprender y desde nuestra formación ver de qué manera podemos emplearlos y aprovechar al máximo sus beneficios.

Sé que es un tema complejo (y qué al mismo tiempo toca muchos matices dentro del gremio), pero es necesario replantearnos, ¿de verdad sólo nosotros podemos decir cómo se debe vivir? 

No debemos de ver como enemigos éstas acciones en pos de la vivienda, ya que muchos de los beneficiarios de éstas ni siquiera eran elegibles para las casas que los desarrolladores defienden con tanto ahínco. Vamos, que algunos ni siquiera querían serlo. Muchos ya poseían terrenos mucho más grandes que los que obtendrían de adquirir una vivienda industrializada, además que estaría en un lugar que quizá no sea tan accesible para ellos como el lugar donde tiene su terreno. 

También está el hecho de que quieran tener una casa que sí responda a sus necesidades culturales, una casa que ellos mismos puedan reparar, con la que se identifiquen; así como el hecho de inyectar ingresos en comunidades donde puedan sentirse a gusto con una vivienda que sí responda a su visión de vivir.

Es importante que en lugar de rechazo, aprendamos a convivir con todos los esquemas de cómo se realiza una vivienda; el entender que existen otras formas, otros saberes que rigen a cada uno de nosotros y a nuestra forma de habitar. Sólo así podremos decir que el arquitecto diseña para todo tipo de usuario.

¡Nos leemos pronto!

Publicado por Elizabeth Garduza

Arquitecta mexicana interesada en el diseño tradicional y eficiente de la vivienda adecuada en comunidades marginadas y zonas conurbadas, así como en el diseño para justicia social.

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